

Cuando era niña, cruzando la calle, justo en frente, vivía la tía Paulina. Para todos los vecinos era Doña Paulina, pero para mis hermanos y para mi era la tía (aunque más que tía podría haber sido abuela por la edad). Era una señora de cara alargada, altura promedio y trasero bien, bien gordo. Siempre usaba vestidos floreados y alpargatas en los pies.
De la tía Paulina tengo una montaña de recuerdos, pero sobresalen 3: el té de burrito y cedrón que me recetaba para curar el empacho, que en su casa había un cuarto solo para su loro, y que hacía los pororó (que es como llamamos en el litoral Argentino a los pochoclos o palomitas de maíz)más blancos y grandes que probé.
Cada vez que mis papás querían discutir me mandaban a la casa de la tía. Yo llegaba angustiada, ella sin decirme más que hola, me mandaba a buscar diarios que guardaba abajo de la máquina de coser, y me pedía que por favor haga conos. Eran conos grandes, uno por hoja. Y la tía, mientras en una cacerola de aluminio, que siempre estaba reluciente,empezaba a hacer pororó. Cuando estaban listos los mezclaba con un poco de sal, y juntas llenábamos los conos.
Después íbamos al jardín, yo me sentaba entre los malvones, burritos, rosas y cedrones, y ella se ponía a colgar ropa. En ese momento, toda el miedo que traía de casa se esfumaba, y de repente, mientras comía los pororó sentía una hermosa tranquilidad. Sentía que todo iba a estar bien.
Los pochoclos no me gustan mucho ni nada por el estilo, pero últimamente me vi haciéndolos seguido. Esta cuarentena eterna, todos estamos con días mejores, días peores, y esta bien, es la primera vez que vivimos algo así, y ojalá sea la única. Pero lo que si les puedo decir, es que al final todo va a estar bien.

Receta:
Mas que receta les dejo el procedimiento, porque yo los pochoclos los hago como aprendí mirando de Paulina y es a ojo. Pero no se preocupen que es muy sencillo.
Necesitan una olla con tapa. Colocan un poquito de aceite, solo para cubrir el fondo. Luego agregan maíz pisingallo solo hasta que quede cubierta la base (no una capa amontonada, porque quedan algunas semillas sin explotar).
Ponen a fuego medio primero, y cuando empiezan a explotar a fuego bajo. Cuando terminan de sonar, ya están listos. Así en caliente le ponen sal a gusto y mezclan bien. Ya están listos para comer!
Si quieren hacer unos extraordinarios pueden mezclarlos con unas cucharadas de chocolate derretido y espolvorearlos con canela. Es una fiesta!
Qué hermoso relato Rocío ! Muy emocionante el recuerdo de la tía Paulina. Haré estos pochoclos o pororó (como dice mi mamá tambien).
Muchas gracias !
Sara
Gracias Sara por estar siempre!